viernes, 29 de junio de 2012

Funcionarios y otros cuentos de terror

Se veía venir, y no les costará mucho trabajo dada la campaña emprendida por los medios contra los empleados públicos. El pusilánime de Rajoy se ha comprometido a cortar la cabeza de todo empleado público que no tenga su plaza ganada en oposiciones, es decir, todos, excepto los funcionarios de carrera. Y eso de momento, por no meterse en follones legales. De todas formas, con no renovar las plazas ya se cargan al funcionariado. De lo demás se ocuparán tarde o temprano las empresas de trabajo temporal. Seguro que entonces el hoy indignado ciudadano será mejor atendido, esos horribles funcionarios de ventanilla serán reemplazados por una eficiente atención telefónica situada en Colombia o Perú.

Ya lo dice la señora Elvira Rodríguez, personera del PP: ""Esto es un puzzle difícil de confeccionar pero tenemos que ser todos conscientes de que cada vez que se pide la reestructuración del sector público esto no es sencillamente que unos funcionarios vayan en turista o que viajen la mitad, que también, sino que la reestructuración va a llevar inexcusablemente pérdida de empleo público". Pues más claro no puede decirse, los empleados públicos que queden en la administración van a ver de nuevo sus salarios reducidos, pero eso no basta, un buen número de ellos se van a ir con viento fresco hasta la oficina del INEM más cercana. Dicen que los records están para batirlos, pues habrá que llegar a los siete millones de desempleados. 

Los nepotes no se van a ir a casa. Los habrá que lo piensen, ¡niños de teta! Para los burgueses siempre existirá un rincón a la sombra del Estado, no vayamos a olvidar que el Estado es manejado por la chusma burguesa como si de un cortijo se tratase. Sin ir más lejos están pensando en nacionalizar las concesionarias de autopistas, las cuales acumulan miles de millones de euros en pérdidas. ¿No es estupendo? Llenarán todo de peajes, usted pagará los pufos del burgués de turno que se lo llevó fresco, y dentro de un tiempo, cuando todos los agujeros estén bien tapados, el Estado se encargará de entregar en bandeja dichas carreteras a cualquier colega burgués cuya gestión privada será seguro mucho más eficiente que la del Estado. ¡Cuántos recovecos tiene el Estado!, y en todos ellos encontramos las manos peludas de aquellos que claman cínicamente por la sociedad civil cuando en realidad viven a golpe de BOE. 

Pero, ay, ese funcionario vago que nos arruina. Incluso se atreven a tomar un café a media mañana, qué descaro, ¡privilegiados! Miradme a mí, un verdadero patriota, me levanto a los cinco de la mañana y llego a casa a las ocho de la tarde, todo por ochocientos euros, sin cafés ni nada, ¡eso es trabajar! ¿Y acaso me quejo yo? ¡Aprended malditos! Con el paso del tiempo, y si a mi explotador no le da por despedirme al cumplir los cincuenta, llegaré a los mil euros, tal vez a los mil doscientos, lo mismo hasta me hacen encargado de algo, y entonces, en ese feliz momento, dejaré de comprar mis camisas en Zara, y es que un encargado gasta ropa por lo menos del Corte Inglés, cómo vamos a mirar de reojo sin ir bien vestidos. En fin, hay que dar tiempo al tiempo, todo se andará, pero los funcionarios a la calle, y que aprendan a trabajar, siempre habrá un hueco en la sociedad para los diligentes y laboriosos.

La batalla de los empleados públicos, que tendrán que darla si tienen dignidad, ya está perdida. Antes hablamos de los medios de comunicación y su campaña de propaganda contra los empleados públicos. Pero no podemos pensar que todo depende del enemigo, si eso fuera así no tendríamos nunca nada que hacer. Hay un arma potente, se llama solidaridad obrera. Pero claro, hay que utilizarla, y eso a veces trae problemas, y si no trae problemas se gasta tiempo, es mucho mejor ver la tele por las tardes. Cuando la mayor parte de los empleados públicos no son capaces ni tan siquiera de perder un día de salario cuando se convocan huelgas luego cuando vienen las dificultades se remontan con más dificultad. Las cosas como son, entre los empleados públicos, incluso a pesar de tener hasta hoy unas condiciones laborales de mayor estabilidad, existe demasiado conservadurismo. Es lamentable que haya que llegar hasta estos extremos para que el personal espabile, si es que espabila. Ahora no van a perder un día de salario, van a perder sus empleos y tendrán que bregar en las procelosas aguas del mercado de trabajo privado.

Incluso tienen al diablo metido en casa. Irán, como decimos, a por los empleados públicos que no son funcionarios de carrera, y como vemos hoy en el sector de la educación, los que tienen plaza fija no estarán muy dispuestos a luchar por sus compañeros, al contrario, no serán pocos los que querrán que dejen de dar por culo más allá de algunos fuegos artificiales en los inicios. Esto mismo hacen en las empresas privadas, y buscar la división es todavía más fácil en lo público. Ocuparse después de los funcionarios que queden no revestirá demasiadas dificultades, de momento los van a exprimir pero bien en lo que a sus condiciones laborales se refiere. Y eso si no los terminan largando. 

Esa consigna de "dios ha muerto" hay que renovarla. En nuestro tiempo tenemos que afirmar eso de "Suecia ha muerto". Ese paraíso ideológico que algunos se tragaron se viene abajo a un ritmo que pocos esperaban. Ni siquiera va a quedar la opción de colocarse en la administración con sus moscosos a base de estudiar después del curro. En la puerta de ese cielo del Estado del bienestar hay un cartel que dice "ni perros ni obreros, solo burgueses". Al obrero alpargata, decía el difunto Fraga, pues alpargatas para todos cuando se pensaba que solo cabían zapatos o la ilusión de llegar a tenerlos. Según Aristóteles, los oligarcas griegos prestaban un juramento: "Yo seré adversario del pueblo y le haré en el Consejo todo el daño que pueda", y en eso siguen nuestros enemigos. Entiendan esto de una vez, no serán más felices por ello, cierto, pero lo mismo hasta dejan de vivir a nuestra costa mientras nos orinan. 


De nada.

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